domingo, 9 de agosto de 2020

Consejo: rigurosidad en las voladeras

 

Recuerdo con frecuencia la primera vez que cambié por completo a todos los ejemplares que tenía, había vuelto a la canaricultura después de varios años de ausencia, y un buen día, en una tienda de mascotas decidí impulsivamente que sería bueno adquirir un ejemplar y compartir su cuidado con mi hijo Daniel. Y a ese ejemplar, le siguió una hembra, y a esa pareja otra y así sucesivamente.  Luego vinieron los pichones y obviamente el inevitable nexo emocional con los canarios.  Fue Emilio Guilarte quien me sugirió cambiarlos todos por timbrados españoles de calidad, y lo pensé, y lo hice, quizás rezongando, no fue un proceso fácil pero el hecho de que mi hijo nunca se enganchó con los canarios me evitó tener que dar explicaciones incongruentes a un niño a la sazón de 8 años. Lo hice, determinado, pero no convencido, y el resto es historia. Y posteriormente tuve que cambiar hasta tres veces todos los ejemplares con el objetivo de reescribir el código genético de mi aviario, reflejado en voces pausadas, buena dicción y capacidad de aprendizaje. Un momento doloroso fue mitigado por los prontos resultados, pudiera haber resultado diferente.  

Y en un pensamiento similar nos debatimos cuando escuchamos a un ejemplar dentro del voladero ejecutando acrobacias con el repertorio, casi perfecto, pero; arrastra una nota, tiene una falta o produce un sonido que puede eventualmente transformarse en una rascada. En nuestra mente comienza el debate; quizás se le quite con los días, es que lo demás que hace es una maravilla, es hijo de tal o cual, y la voz es una maravilla, etc. Y ese ejemplar cuestionado termina con el mejor abogado defensor del mundo; el mismo criador. Y lo dejamos. El resultado es fácilmente predecible, el ejemplar no cambia y si es un ejemplar líder con suerte solo habrá estropeado a su voladera. Y el aficionado se lleva las manos a la cabeza, con claro arrepentimiento, el daño está hecho. Nuestra tibieza en el accionar, nublados por criterios poco objetivos se ha llevado al garete una temporada.

La preparación para los concursos comienza en el nido, pero es un maratón en el cual van cayendo los participantes uno a uno hasta que solo unos pocos logran cruzar la línea de la meta. El problema es que queremos que todos crucen la meta, los preparados y los no aptos, y eso no es posible. Obviamente, hay temporadas que son excepcionales y una gran cantidad de ejemplares logran llegar al nivel requerido en tiempo y forma, pero son la excepción y no la regla. Si queremos ser competitivos debemos actuar oportunamente, de forma quirúrgica y tajante, sin rodeos. Y si queremos darle la oportunidad a ese ejemplar, y tenemos la fortuna de disponer de espacio aislado acústicamente, hagámoslo, eso sí, donde no entorpezcan el normal desarrollo de las voladeras, ya suficiente tenemos con los imponderables, que no pierden comba para desviarnos del buen camino.  

4 comentarios:

  1. Gracias Don a Ernesto por tu experiencia plasmada en palabras... Bendiciones, Cristian de Costa Rica.

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  2. Una vez mas, agradeciendo a mi amigo, Don Ernesto Ramos, por su tiempo, dedicación con este magnifico blog TIMBRADOS PANAMÁ, que ha sido y sera el referente para los principiantes y aun para los que llevan tiempo en este mundo del amado canto timbrado español.
    de igual forma, valoro y aprecio, el compartirnos sus anécdotas y experiencias a lo largo de su trayectoria en este hobby, que sin duda sirve para afianzar conocimientos y poner en practica otros.

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  3. Dios le dé muchas bendiciones, gracias por su aportes

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  4. Excelente Maestro. Eso me ha pasado. muchas gracias por sus aportes.

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