miércoles, 12 de abril de 2017

El futuro de una afición

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 - ¿Crías canarios? - ¡Qué raro eres tío! - ¿Pero qué haces? ¿Los coleccionas? –

Debo reconocer que, ante estas preguntas, salvo contadas excepciones, mi paciencia se agota en forma exponencial. Todo esto, claro está, después de haber tratado de contestarlas, en el pasado, de la manera más didáctica posible a fin de incorporar algún aficionado más a las filas de la ornitología deportiva y en particular a las del canario timbrado. Después de la cara estupefacta de nuestro interlocutor, que señala un desconocimiento absoluto de la afición de la ornitología, se sucede la típica pregunta de cuantos tienes y si están todos juntos o algo parecido. Y en última instancia, te miran, como si de un loco se tratara, y posiblemente se despidan con una palmadita al hombro y unas palabras suspiradas a título de murmullo:

 - Que bien tío, no tenía ni idea que existiera esa afición – a la vez que se alejan en búsqueda de otra conversación más afín a sus temas de charla cotidianos. Posiblemente, a partir de ahí te conviertas en un bicho raro y en cualquier conversación donde intervenga nuestro sorprendido interlocutor inicial suele saltar el: - ¿A que no sabes cuál es la afición de éste? Cría canarios y hace que canten raro, a que mola. ¡No puede ser! – salta el otro - ¿y cómo es eso? - y ahí vamos como el monopolio cuando caes en la famosa casilla VAYA DIRECTO A LA CARCEL. ¿Se entiende un poco el agobio? Y es que si no es otro que dice que su abuelito criaba unos canarios fabulosos o que tiene un colega en el metro que es campeón o tiene unas palomas con la cola rara, y con esos vas un poco más salvado, para ellos no eres un psicópata, sino que perteneces a un club de locos. Y de nuevo me siento como Bill Murray cuando suena el despertador en “el día de la marmota” (una película que nadie debería perderse).

Lo cierto del caso es que la afición por la canaricultura deportiva se merma paulatinamente por diferentes factores, y comento algunos:

Disponibilidad de espacio (-): soy de los pocos que cuando va en un coche viendo edificios me fijo particularmente en los balcones y voy tratando de establecer su potencialidad como posibles aviarios. ¿irracional? Puede ser, no sé si es afición o ya hay rasgos de fanatismo. Hace unos años la afición por la cría de aves era mucho más común y no solía ser extraña a la mayoría de las personas, la migración de la población rural a las grandes ciudades junto con la reducción, en algunos casos minimalista, de la superficie de los pisos y/o apartamentos se constituyen en un reto para los criadores de aves y en particular la de los canarios de canto. No se trata solamente de encontrar un espacio milagrosamente, sino que además cuente con el consentimiento de tu cónyuge, además que hay que contar con que ningún miembro de la comunidad cercana a tu piso ponga una queja por la contaminación sonora que tus aves o tu sistema de educación (si aplica) produzcan. Que decir de la utópica necesidad de disponer de tres espacios: cría, adultos y educación (o no educación). La disponibilidad de espacio es, sin duda, una condición crítica, necesaria pero no suficiente.



Falta de divulgación (+): Aun cuando en términos generales, la divulgación ha sido uno de los aspectos que ha evolucionado positivamente, por la gran potencialidad que encierra.  La divulgación de la afición se ha constituido en un auténtico salvavidas, no solo de la canaricultura deportiva sino de muchísimas otras aficiones o hobbies. Las publicaciones en blogs o en diferentes instancias de redes sociales como Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram y muchas otras, les permiten a otros aficionados desde cualquier lado del mundo compartir experiencias en forma de multimedia en forma casi instantánea, es así como los aficionados conocen los resultados de cualquier concurso, fotografías o videos de los eventos o leer algún artículo de algún experto sobre algún tema de interés. En el pasado, tener acceso, en la profundidad y amplitud de recursos, de la forma en que se dispone actualmente era imposible, apenas algunos artículos en revistas únicamente disponibles “en papel” (analógicas, sería el término “despectivo” actual) y algún que otro libro eran los medios disponibles para que el aficionado profundizara sobre su afición en particular. El foco de la divulgación mediante las redes sociales se enfoca en una audiencia cautiva o a grupos de aficionados que al menos muestran interés en el tema, pero no en la audiencia potencial, y esta es la forma de hacer crecer la afición. En este sentido, la divulgación mediante reportajes televisivos y notas de prensa suelen despertar el interés de personas con interés potencial pero carentes de la iniciativa o de los medios para empezar con la afición. Otro medio de alto potencial, pero en menosprecio por sociedades y aficionados es la exhibición de ejemplares en los concursos. Desafortunadamente la exhibición es una práctica en desuso, los aficionados siempre andan con prisas y a duras penas llevan sus ejemplares a concursar y los retiran apenas terminan de ser enjuiciados, este pragmatismo permite sostener la participación de la afición existente pero flaco favor le hace a la futura. Quien no recuerda en el pasado a los aficionados con las manos enlazadas hacia atrás, observando y escuchando a los ejemplares premiados y haciendo preguntas sobre sus virtudes canoras, quizás no la exhibición en los concursos carezca de aplicabilidad en concursos de baja participación, pero sí en aquellos de renombre y alta afluencia de criadores.



Claridad Conceptual: Uno de los principales propulsores de cualquier afición es la claridad de objetivos que se persigue y que a fin de cuentas despierta el sentido de competitividad entre los aficionados. El desconocimiento del código aun por parte de aficionados noveles y otros no tan noveles conduce a desaciertos en la conducción de los aviarios que ultimadamente inciden en el fracaso en los concursos. Los pocos aficionados que se incorporan a la afición, lo suelen hacer de la mano de amigos y colegas cuyas tendencias y conocimientos condicionan al novel en una determinada dirección, situación que solo cambiará si se produce una evolución en su comprensión de la canaricultura de canto y le concede espacio, a su vez, a sus gustos personales. En los aspectos positivos, la realización de talleres (workshops) y conferencias divulgativas contribuyen a la aclaración de conceptos básicos de la afición. En rasgos generales, la claridad conceptual en la canaricultura de canto continúa siendo una asignatura pendiente.




Divide y Perderás:  desde mucho antes de su reconocimiento como raza, el canario timbrado español (y todos los nombres que les queramos colocar para decir que esto es otra cosa) ha sido objeto de encarnizadas polémicas y sistemáticas descalificaciones por aficionados pertenecientes a las diferentes tendencias.  Nunca hubo pleno acuerdos y siempre algún avezado de turno politizó la afición para fines narcisistas o de protagonismo personal. Esta permanente y agotadora fuente de desacuerdos en torno al timbrado español ha alejado a muchos aficionados que prefieren evitar la polémica permanente y la intolerancia de sus protagonistas en favor de la tendencia de su preferencia.


Se puede hablar de otros aspectos que influyen positivamente como bastión de un nutrido sector de la afición como lo es la difusión y el acceso a los sistemas digitales de educación, sin embargo, en términos generales la amplitud de opciones, la falta de claridad y la falta de una visión común en los métodos y en el objetivo final (a pesar de la negación de algunos) son factores de bloqueo importante para el crecimiento de la afición.

Quizás la situación actual sea el producto de la constante exacerbación por la evolución y no la búsqueda del perfeccionamiento de lo ya claramente definido, todo esto claro está, ocultando un individualismo poco favorable al colectivo de la afición.