Cuando se confeccionan los lotes en equipos, el
objetivo principal es la homogeneidad del canto especialmente en tono e
intensidad, persiguiendo a la vez la percepción de armonía al cantar al unísono. Cuando se escogen los integrantes de
un lote individual el énfasis debe establecerse en destacar las virtudes individuales
de cada ejemplar al ser enjuiciado tomando en cuenta, obviamente, la
compatibilidad en términos de registro tonal. Flaco favor nos hacemos si
colocamos en un lote de individuales ejemplares con variaciones muy
significativas en intensidad de voz provocando que uno de los ejemplares prácticamente
anule a su(s) compañero(s) al cantar. Esto es uno de los principios básicos que
la mayoría de los aficionados domina. Posiblemente establezcamos nuestros lotes
a principio de la temporada de concursos y salvo que el resultado sea pobre no
solemos alterar la arquitectura del lote (“si no está roto, no lo arregles”).
El objetivo es que el juez pueda valorar los atributos individuales de cada
ejemplar, no interesando tanto la simultaneidad en la ejecución, sin
embargo, desde que confeccionamos los lotes se establece un grado de
interacción entre los integrantes del mismo, en muchos casos de dominancia por
parte de uno de los canarios, situación que no es fácil de reconocer ya que los
ejemplares efectivamente cantan y pueden hasta “rendir” para el aficionado. Se
debe evaluar constantemente (especialmente entre concursos) el repertorio en
términos de extensión y calidad variando el orden, cambiando compañeros y variando
los lotes entre dos y tres integrantes buscando la combinación que haga
resaltar a todos sus integrantes. Una vez que fijamos un lote, si hay problemas
se suele cambiar sólo el orden y sólo
si uno de los ejemplares no canta o no rinde buscamos sustituir al ejemplar.
Todo lo mencionado parece obvio, pero solo se hace patente si hay problemas en
los concursos, no se suelen analizar las diferencias en extensión y calidad de
repertorio que pueden resultar de encontrar “la combinación perfecta” que maximice
los resultados. Y aún si se sigue el proceso, en un principio, se debe revisar periódicamente,
ya que la evolución de los ejemplares puede variar acelerándose para alguno de
ellos producto de un encelamiento anticipado. Esto último caso puede ocasionar
que el ejemplar encelado lastre a su compañero o que lo opaque (aun de forma
muy sutil) impidiendo la ejecución de la totalidad de su repertorio en términos
de extensión y calidad. Un factor que contribuye a la mitigación este último
señalamiento es el uso de ejemplares de edades similares. En resumen, es
necesaria la constante reevaluación de la confección de los lotes en búsqueda de
máximo rendimiento de los ejemplares y por ende de los resultados en los
concursos.
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