Transcribimos de forma intacta un articulo didactico e interesante del conocido autor de libros de canaricultura Miguel del Pino Luengo
Mis amigos los criadores de pájaros madrileños
están preocupados y disgustados. Concretamente, la Asociación de Canaricultores
españoles, medalla de oro del Círculo de Bellas Artes y segunda agrupación de
ornitofilia en antigüedad de España, ya que la decana es la Agrupación
Ornitológica de Badalona, no ha encontrado este año un local municipal donde
celebrar su Concurso Exposición anual.
Las razones de este rechazo oficial al arte de
criar pájaros domésticos se deben al mantra de "los barrotes"; los
nuevos animalistas han llegado a acusar a los criadores de canarios de
"maltratar" a sus animales, y eso ha dolido profundamente a estos
aficionados.
Criar canarios en casa es cada vez más
complicado, todo a causa del rechazo oficial, que denunciamos, y que tiene como
origen la más absoluta ignorancia sobre lo que supone esta actividad, que si
recibió en su día la Medalla de Oro a que aludíamos, fue porque obtuvo entonces
la calificación de "arte y deporte".
La canaricultura tiene más de quinientos años.
Fueron los caballeros normandos que visitaron como pioneros las Islas Canarias
y las anexionaron a la corona de Juan II de Castilla, quienes vieron admirados
que los guanches mantenían en sus hogares como animales domésticos a unos
pajarillos autóctonos de color verde a quienes llamaron "verdegais" o
canarios, y que maravillaban por su melodioso canto.
Los canarios son pájaros endémicos de los archipiélagos
de la llamada Macaronesia, y muy especialmente de las Canarias, donde
evolucionaron hacia la especiación a partir de los verdecillos europeos que
llegaban hasta las islas. Hoy día no está del todo clara la separación entre la
especie Serinus serinus (verdecillo) y el Serinus canarius ( canario doméstico;
pueden dar hijos fértiles en su cruzamiento, lo que los aproxima mucho
genéticamente.
En apenas un siglo los canarios se habían
difundido por toda Europa, siempre de la mano del hombre y en calidad de
animales domésticos capaces de reproducirse en las casas. Hoy día hay millones
de canarios en todo el mundo, con diversificación en multitud de razas cuya
descripción e incluso cuya cita nos requeriría espacio muy superior al que
disponemos.
Hay razas de canarios seleccionadas por su
canto. En España tenemos el Timbrado español, con dos variedades de canto:
continuo y discontinuo, respectivamente; en Bélgica y Holanda se seleccionó el
Malinois, de canto de tesitura intermedia al que podríamos llamar
"barítono", mientras en las montañas alemanas del Harz los mineros
cultivaron una raza maravillosa que canta a pico semicerrado, con tonalidad
baja, un auténtico bajo profundo en esta ópera ornitológica.
Otras variedades se han modelado atendiendo a
la selección de sus colores, obteniéndose una gama realmente asombrosa. Los
criadores han necesitado adquirir profundos conocimientos de genética para
llegar a ser capaces de fijar mutaciones, realizar afortunados cruzamientos y
saber seleccionar en busca de la mayor belleza.
También hay razas que asombran por su aspecto
insólito, como los canarios rizados, o los hipermétricos, como el Gigante
italiano y el Rizado parisino, frente al contraste de los diminutos
"españolitos", más pequeños que los mosquiteros silvestres.
Reitero la imposibilidad de abarcar la diversidad
del mundo de los canarios domésticos, pero el cultivo de todas sus razas
requiere una gran sensibilidad y un verdadero amor a las aves: escribió Félix
Rodríguez de la Fuente que aquellas personas que se convierten en agresoras de
las aves suelen hacerlo precisamente por la gran admiración que les despierta
su belleza y su capacidad de volar. Quieren tenerlas en la mano aunque sea
después de abatirlas: triste paradoja.
A este respecto afirmé yo en uno de mis libros
sobre el arte de la canaricultura, que los aficionados a estos pájaros han
encontrado una forma mucho más hermosa de disfrutarlos, ya que no se trata de
matarlos, sino de colaborar en darles la vida.
Pocas lecciones de educación ambiental serán
tan eficaces para un niño como la cría de canarios: verán las costumbres
maravillosas de los pájaros nidofilos en un rincón de su propia casa y un niño
que pueda observar la conducta de apareamiento, la nidificación y el celo con
que los padres alimentan a sus pequeños, quedará vacunado contra las
intenciones aviesas de echar mano a una escopetilla o un tirador para abatir
gorriones u otros pajarillos cercanos.
En cuanto al supuesto maltrato que
"sufren" los canarios es completamente incierto: en cada época del
año son alojados en espacios adaptados a sus necesidades: por ejemplo, en
grandes jaulones de vuelo en el verano para que puedan volar y hacer ejercicio,
en espaciosos jaulones de un mínimo de sesenta centímetros de frente para la
cría, y en jaulas individuales sólo durante un par de meses cuando se trata de
que entren en celo sin pelear entre sí los machos ni acosar a las hembras;
éstas permanecen siempre en jaulones grandes.
Los cuidados que reciben los pájaros domésticos
son primorosos. No se trata de un negocio y por humilde que sea la hucha de un
criador, éste no reparará en gastos para el alimento y la medicación que
requieran sus ejemplares.
Hablando de medicación hasta hace poco tiempo
las pajarerías podían dispensar suplementos correctores de carácter vitamínico
y antibiótico que los aficionados utilizaban de manera inteligente en función
de sus grandes conocimientos empíricos; en la actualidad el rigor de la
legislación en tema veterinario, loable en general, parece aquí demasiado
rigurosa, al haber prohibido la dispensa de tales productos, lo que ocasiona
mortandades antes evitables con facilidad.
Todo son dificultades para que estas personas,
generalmente sencillas y siempre amantes de la naturaleza, puedan tener el
gusto de cuidar y criar a sus animales preferidos, que no son cazados, sino que
llevan cinco siglos de pedigree doméstico.
Como la mayor parte de los movimientos de
rechazo proviene del animalismo radical "progresista", terminaré
dedicándoles a éstos supuestos "protectores" una frase del profesor
Enrique Tierno Galván, cuando siendo Alcalde de Madrid, y visitando, como era
su costumbre, una exposición de canaricultura que se celebraba en la madrileña
rosaleda del Parque del Oeste, se pronunció de esta forma: "Animo a todos
a seguir con entusiasmo su actividad, porque aficiones como ésta de ustedes son
parte integrante de la paz."
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