jueves, 22 de agosto de 2013

Alimentación y Nutrición en aves de jaula


·Un articulo de la doctora Rosana Mattiello, Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires


 La mayoría de las aves de jaula son granívoras y omnívoras oportunistas; esto se refiere a que consumirán principalmente granos y otras comidas que tengan a su disposición en un momento determinado.

· Los hábitos alimentarios de las aves están influenciados por los siguientes factores: aspecto, color, textura, palatabilidad del alimento, exigencias anatómicas, experiencias previas, personalidad del ave, tamaño de la ración, tiempo de presentación del alimento, fatiga dietaria, etapa biológica y condiciones climáticas.

· Las aves son muy rígidas en este aspecto, y cualquier cambio en la dieta lo toman con sospecha y desconfianza.

La dieta ideal

La elaboración de una dieta exitosa debe tomar en consideración los siguientes puntos:

· Proporcionar adecuada energía para el crecimiento, mantenimiento, reproducción, respuesta ante demandas climáticas, etc.

· Contener un adecuado balance de los nutrientes necesarios para la especie en cuestión.

· Debe ser palatable y de probada aceptación; así como también ajustarse a las necesidades digestivas del ave, y contener ingredientes de fácil acceso y económicos.

Requerimientos nutricionales

Todas las especies de animales necesitan una combinación de seis categorías de nutrientes: agua, carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas y minerales.

· Agua: es un constituyente esencial de la dieta. Interviene en la homeostasis de los líquidos intra y extracelulares; en la termorregulación; en el transporte, absorción y excreción de sustancias; en la hidrólisis de proteínas, grasas y carbohidratos. Los requerimientos de agua se ven afectados por muchos factores: condiciones climáticas, estado reproductivo (postura de huevos), crecimiento (la proporción de agua en la dieta de pichones es de 70-85% vs adultos 40%), nivel de actividad, adaptaciones para la conservación del agua (anatómicas, fisiológicas o de comportamiento).

En términos fisiológicos, las aves requieren un poco menos de agua que los mamíferos debido a que no transpiran y a que sus desechos nitrogenados son eliminados en forma de ácido úrico (insoluble en agua) en vez de urea (soluble en agua).

El agua puede ser encontrada en tres formas:

· libre (líquida)

· preformada (la del alimento)

· metabólica (es la que se produce al desdoblar los compuestos orgánicos)

Las aves granívoras, como los canarios y demás semilleros, tienen una necesidad crítica de agua. Muchas aves de jaula son capaces de extraer agua de comidas suculentas (preformada), mientras que los periquitos australianos (originarios de zonas desérticas) son capaces de utilizar agua metabólica en cierto grado. A diferencia de las clásicas mezclas de granos, las dietas procesadas tienden a incrementar el consumo de agua, ya que son secas, generalmente bajas en grasas y tienen niveles nutritivos más elevados. Con estas dietas es normal observar deposiciones algo acuosas. En líneas generales, todas las aves deben tener a su disposición suficiente agua fresca y potable, suministrada en bebederos perfectamente limpios y desinfectados.

· Carbohidratos: Son la fuente inmediata de energía; se almacenan en forma de glucógeno en hígado y músculo. Sirven de sustrato para formar las grasas. La mayoría de las semillas (alpiste, mijo, moha, maíz, avena, trigo, sorgo) aportan una buena cantidad de carbohidratos. Proveen de energía al romper los enlaces simples de azúcar, y sus fibras proporcionan volumen. Todos los carbohidratos están compuestos por una fibra soluble fácilmente degradable y usada como energía, y por una fibra cruda insoluble no utilizable como energía (salvo en especies herbívoras en las que puede ser aprovechada por las bacterias del intestino y ciego). Cantidades excesivas de fibra cruda suelen ser físicamente imposibles de digerir por el ave, además de no cubrir los requerimientos calóricos necesarios.

· Lípidos: actúan como fuente y reserva energética, transportadores de nutrientes (vitaminas A, D, E), son constituyentes de estructuras celulares (membranas), precursores de moléculas activas (hormonas, inmunomediadores, 2º mensajeros) y participan en innumerables reacciones metabólicas. Las necesidades de ácidos grasos esenciales son similares a las de mamíferos (C18 de la serie n-6: linoleico, linolénico. El requerimiento de ácido linoleico es de 1-1,5% de la dieta).

Las aves de jaula requieren una proporción pequeña de grasas en su dieta debido a su estilo de vida sedentario y además porque fabrican grandes cantidades de aquéllas a partir de los carbohidratos de las semillas. Sin embargo, es necesaria una mínima proporción de grasas con la ingesta para garantizar la absorción de vitaminas liposolubles y carotenos, para aportar ácidos grasos esenciales y dar palatabilidad a la dieta. Las semillas oleaginosas (girasol, maní, cártamo, colza, nabo, cardo, sésamo, lino) contienen importantes cantidades de grasas y deben integrar una pequeña proporción en la dieta o usarse a modo de golosinas o premio.

· Proteínas: son el principal constituyente de órganos y tejidos. Necesarias para el crecimiento y reposición. Intervienen en la formación de hormonas, proteínas, enzimas y otras sustancias biológicamente importantes (anticuerpos, hemoglobina). Son sustrato para la formación de lípidos y carbohidratos. Las proteínas están compuestas por dos tipos de aminoácidos: no esenciales, que pueden ser sintetizados por el animal, y esenciales, que no pueden ser sintetizados en cantidad suficiente y deben ser ingeridos con la dieta. Los siguientes aminoácidos han de ser aportados en la dieta, ya que las aves son incapaces de sintetizarlos: arginina, lisina, histidina, leucina; isoleucina, valina, metionina, treonina, triptofano y fenilalanina; en los periquitos australianos se deberá contar a la glicina entre éstos. La fuente más común de proteínas son las semillas de leguminosas (arvejas, porotos) y otras como abisín, perilla, etc. Sin embargo, las proteínas vegetales tienen un valor biológico muy bajo, por lo que es necesario aportar proteína de origen animal a la dieta de las aves (huevo, carnes, lácteos). En aves granívoras, las necesidades de proteínas para el crecimiento son de 20-22% de proteína cruda; para el replume, de 16%; para mantenimiento de 14% y para la reproducción 18%.

· Energía metabolizable: no es un nutriente específico. Necesaria para ejecutar todas las actividades fisiometabólicas del ave. La energía está disponible en la dieta a través de las grasas, carbohidratos y proteínas. Se almacena en el organismo principalmente en forma de ATP. Los requerimientos de energía metabolizable basal de las aves son un 150% mayor a aquella necesitada por mamíferos de tamaño corporal similar (EMB = 70 Kcal [peso corporal en kg] 0.75). Las necesidades de energía metabolizable para periquitos australianos oscilan entre 12 y 16 kilocalorías (Kcal) por día en una situación normal de mantenimiento. Los canarios requieren aproximadamente 12 Kcal/día; un loro amazona, de 350 g, 100 Kcal/día, y un guacamayo de 1000 g requerirá 220 Kcal/día. Temperaturas por arriba o por debajo de 20ºC resultarán respectivamente en menores o mayores requerimientos. Durante el vuelo, éstos se ven triplicados. Las aves de menor porte y crías en crecimiento tienen proporcionalmente mayores demandas de energía por kg de peso.

· Vitaminas: son necesarias en pequeñas cantidades. Esenciales para el desarrollo de los tejidos; participan en las reacciones metabólicas y colaboran en el aprovechamiento de la dieta. La mayoría son sintetizadas por el ave. Cuando están ausentes en la dieta o no son apropiadamente absorbidas o utilizadas se producen deficiencias; su exceso, toxicidad.

Las vitaminas se dividen en dos grupos:

· Solubles en grasas: A, D, E y K; cualquier exceso puede no ser excretado y ser tóxico (especialmente A y D). Esto suele ocurrir en animales en cautiverio.

· Solubles en agua: B y C; cualquier exceso consumido es excretado y la toxicidad en general, no ocurrirá.

· Vitamina A (retinol): no es sintetizada por las plantas. Los carotenos de éstas son ingeridos y convertidos en vitamina A, la cual es almacenada en el hígado. Las semillas son pobres en carotenoides; por lo tanto, éstos deben ser administrados a través de vegetales y frutas. Su exceso puede causar pérdida de peso, dolor articular, deformidad ósea, piel seca y escamosa.

· Vitamina B1 (tiamina): los granos de cereales son una buena fuente de ésta.

· Vitamina B2 (riboflavina): es sintetizada sólo por plantas verdes; está disponible también en los granos de cereales. Altas dosis pueden colorear los uratos de amarillo.

· Vitamina B3 (niacina o ácido nicotínico): sintetizada en el animal a partir del aminoácido esencial triptofano.

· Vitamina B5 (ácido pantoténico): las hojas verdes de los vegetales son buena fuente de éste, no así las semillas.

· Vitamina B6 (piridoxina): de las que son una excelente fuente las hojas verdes de los vegetales y los granos completos. Altas dosis pueden incrementar la excreción de oxalatos en la orina.

· Biotina (vitamina H): se la encuentra en vegetales de hojas verdes, maní y huevos. Los granos de cereales son una buena fuente de ésta.

· Colina: las harinas y los aceites de pescado constituyen una buena fuente, lo mismo que la harina de soja.

· Ácido fólico: se lo encuentra en las hojas verdes de los vegetales y en las semillas.

· Vitamina C (ácido ascórbico): no es requerida por la mayoría de las especies, sí por las frugívoras, nectarívoras y paseriformes. Los cítricos son una buena fuente de ésta.

· Vitamina D, específicamente D3 (colecalciferol): es necesaria para la síntesis de la hormona que permite la síntesis de la proteína fijadora de calcio. Los aceites de pescado y los huevos son su fuente principal. Las aves no pueden convertir eficientemente la vitamina D2 a D3. Altas dosis pueden provocar hipercalcemia, con el consiguiente depósito de calcio en hueso, riñón, corazón, articulaciones, arterias y otros tejidos.

· Vitamina E (Tocoferol): presente en el germen de las semillas. Las deficiencias de vitamina E pueden ser causadas por un exceso de ácidos grasos insaturados que causan oxidación de ésta. En altas dosis es antagonista de la A.

· Vitamina K (Menadiona) y B12 (Cianocobalamina): son sintetizadas por los microorganismos del tracto digestivo, por lo que no son requeridas en la dieta.

· Minerales y oligoelementos: son compuestos inorgánicos esenciales. Necesarios en pequeñas cantidades. Cumplen funciones estructurales: dan rigidez al esqueleto, cáscara del huevo y pico; intervienen en las funciones sanguíneas e infinidad de reacciones metabólicas (metoloenzimas); mantienen equilibradas las presiones del organismo. No son sintetizados por el ave.

Los requerimientos minerales del cuerpo y su contenido (referidos como cenizas totales) son usualmente menores al 5%, variando con la especie, edad, estado reproductivo y sexo. El balance es muy importante. A diferencia de las vitaminas, las deficiencias por minerales son muy lentas para responder al tratamiento. Los minerales y oligoelementos que son requeridos para un óptimo crecimiento, mantenimiento y postura de huevos son: calcio, fósforo, magnesio, cloro, sodio, manganeso, cinc, hierro, selenio y yodo. Las dietas a base de semillas son deficientes en minerales y están pobremente equilibradas en el balance Ca:P. Además, gran parte del fósforo puede encontrarse asociado a fitatos. De ahí que se estén incorporando a las dietas fitasas microbianas para incrementar la disponibilidad de fósforo. El calcio puede ser obtenido a partir del hueso de sepia o conchilla molida. Un aporte del 1 al 1,5% de calcio junto a dosis correctas de fósforo y vitamina D3 (relación Ca:P de 1:1 a 2:1) es adecuado. El yodo puede ser aportado por la sal común de mesa (reglamentariamente iodinada), utilizada en pequeñas proporciones como saborizante de otros alimentos. Además, es abundante en los aceites de pescado o puede ser suministrado a razón de una a dos gotas de solución de Lugol en el agua de bebida por semana. Muchas aves en cautiverio acumulan una cantidad considerable de hierro en hígado, algunas veces patológica (hemocromatosis). Las especies más afectadas son los tucanes, minas y loros. La recomendación para dietas de aves de jaula es de no más de 50 a 100 mg de Fe por Kg de materia seca ingerida.

· Grit: muchas aves granívoras (sobre todo las que tragan los granos enteros: galliformes y columbiformes) necesitan el aporte de grit para ayudar al estómago muscular (ventrículo) en la molienda de los granos. Se debe ofrecer una mezcla de piedras de diferente tamaño para que el ave elija cuál es la más apropiada para ella. Las aves que descascarillan las semillas no precisan el aporte de grit. Por otra parte, algunas pueden ingerirlo en exceso y esto causar irritación e incluso obstrucción del tracto gastrointestinal. De usar grit, es conveniente elegir las presentaciones que vienen con el agregado de un suplemento mineral y suministrarlo semanal o quincenalmente. El grit debe ser ofrecido en comederos chicos o ser mezclado sobre las semillas.

Requerimientos nutricionales específicos para las diferentes etapas biológicas

Crecimiento: cursa con necesidades altas de aminoácidos, energía, ácido linoleico, vitaminas y minerales.

· Mantenimiento: ciclo de vida al que le corresponden los requerimientos nutricionales mínimos necesarios para mantener la temperatura corporal, las funciones metabólicas básicas y una actividad diaria normal. Se incrementan los requerimientos de proteína, aminoácidos azufrados y grasas, durante la época de muda, ejercicio intenso o en situaciones climatológicas desfavorables.

· Reproducción:

· Postura de huevos: se deben incrementar los requerimientos de grasas, proteínas, calcio, vitaminas A, D3, B12, riboflavina y cinc.

· Para maximizar la viabilidad embrionaria: son necesarios niveles altos de vitaminas E, riboflavina, ácido pantoténico, biotina, ácido fólico, piridoxina, cinc, hierro, cobre y manganeso.

· Senilidad: es necesaria una dieta altamente digestible, con niveles reducidos de proteína, fósforo y sodio, y niveles adicionales de vitaminas A, E, B12, tiamina, piridoxina, cinc, ácido linoleico y lisina.

· Situaciones de estrés y enfermedad: en su transcurso, las aves se tornan hipercatabólicas y se deshidratan. Suplementar, en orden de importancia: agua, energía (carbohidratos y grasas) y proteínas (salvo en enfermedad renal o hepática).

A modo de ejemplo, describiremos a continuación una dieta tradicional adecuada para todas las aves de jaula que consuman granos (de pequeños semilleros a grandes loros).

· Mezcla de semillas y granos: deben representar el 50 % de la dieta y ser adecuadas al tamaño y a la potencia del pico del ave. De elegir mezclas comerciales, es preferible escoger preparados de  marcas reconocidas y de buena calidad. Los preparados envasados al vacío son preferibles por  su mejor conservación en la cadena de distribución.

En la dieta de las aves de jaula es importante que las semillas oleaginosas (girasol,  maní, colza, nabo, lino) representen el porcentaje menor del total de semillas (10-20%). Estas semillas exceden los requerimientos de energía y lípidos y son deficientes en la mayoría de las vitaminas y minerales. Deberían eliminarse de la dieta de aves con tendencia a la obesidad.

· Vegetales: deben representar el 45 % de la dieta. Son aconsejables frescos, pero pueden utilizarse productos congelados de consumo humano. Deben ser variados (brócoli, choclo, zanahoria, calabaza, arvejas, etc.) y presentarse enteros, en trozos o incluso rallados según el tamaño y la preferencia del ave.

· Frutas: deben representar el 2,5 % de la dieta. Fuente de vitaminas y minerales, aconsejables frescas y variadas según la disponibilidad en el mercado. Es conveniente, como mínimo, dar tres tipos diferentes al día, troceadas o ralladas. Sólo debemos tener precaución con  la cáscara de la palta y el ananá, ya que pueden ocasionar problemas intestinales. Las frutas, por su alto contenido en azúcares, son de los componentes más perecederos y pueden contaminar al resto de los componentes de la dieta.

· Suplemento de proteínas y grasas: deben representar el 2,5 % de la dieta. Éstos pueden ser ofrecidos en forma de leguminosas (arvejas, lentejas o porotos tras 12 horas de remojo en agua); maníes u otras frutas secas; de carnes cocidas (vaca, pollo o pescado); de derivados ovo-lácteos (huevo duro, quesos, yogur) o en forma de suplementos comerciales.

· Fuente de minerales: es conveniente que el ave tenga siempre a su disposición una fuente de minerales como el hueso de sepia, bloques de núcleos minerales comerciales o grit (piedrecillas) mineralizado. El aporte de este último, al presentar en su composición material mineral indigestible, ayuda a realizar la digestión mecánica de los alimentos en el estómago (recordemos que las aves carecen de dientes). Un exceso de grit puede llevar fácilmente a producir impactaciones digestivas, lo que hace recomendable su uso dos veces por semana.

· Alimentos que pueden ser utilizados para estimular la actividad mental de nuestras aves son: cerezas (su carozo es tóxico) u otras bayas, espigas de cereales, choclo con chala, trozos de coco, nueces enteras, etcétera.

· Canarios y periquitos australianos consumen el 10-30% de su peso corporal por día.

· Loros de gran porte consumen 5-15% de su peso corporal. Éstos requieren mayor porcentaje de grasa en la dieta.

Dietas formuladas: un intensivo estudio en especies domésticas (aves de producción), y actualmente también en aves de jaula, ha guiado al desarrollo de dietas formuladas o completas. Cuanta más investigación se hace, emerge un mejor patrón de los requerimientos nutricionales, por lo que muchas dietas específicas para distintos tipos de aves están en la actualidad disponibles comercialmente. Éstas suelen presentarse en forma de pastas, pellets o extrusadas.
Estas dietas son ideales por muchas características:

· El ave puede tomar cualquier elemento de ésta sin importar cual sea, será balanceado. No es necesario suplementarlas.

· Existen formulaciones apropiadas a los diferentes tipos de aves y sus estadios biológicos, así como también para casos de estrés, senilidad o enfermedad.

· Tienen larga vida (por el agregado de conservantes).

· Son fáciles de almacenar.

· Son fáciles de suministrar.

· Contienen saborizantes y colorantes que las hacen más atractivas, mejorando notablemente su consumo.

· Muchas contienen probióticos y enzimas digestivas que contribuyen a evitar disbacteriosis y mejoran su digestibilidad.

Aunque éstas son completas en sí mismas y no necesitan un suplemento adicional, presentan la desventaja del aburrimiento ante una monodieta. La falta de variedad puede llevar a un desinterés por la comida.

¿Cómo cambiar la dieta de un ave?
Como se mencionó antes, las aves no aceptan fácilmente agregados o cambios en su dieta original, lo que puede ser un gran desafío para los dueños y el veterinario. Algunas indicaciones prácticas sugieren:

· Introducir la nueva dieta sólo en aves perfectamente sanas, con buena condición corporal y en épocas del año adecuadas (evitar hacerlo durante la cría, la muda o en condiciones climáticas adversas)

· Si las aves sólo están acostumbradas a comer semillas, dejar éstas en la jaula por sólo 15 a 30 minutos a la mañana y otro tanto a la tarde, mientras que las frutas, vegetales, alimento formulado u otros suplementos quedan para el resto del día.

· Esparcir las semillas habituales sobre la nueva comida y gradualmente disminuir las primeras e incrementar la proporción del nuevo alimento.

· Comer la nueva comida frente al ave para alentar su aceptación, o poner un compañero de jaula que ingiera la nueva dieta para que por imitación visual le enseñe.

· Nunca "mate de hambre" a un ave para intentar un cambio de dieta. Monitoree el consumo de alimento y el peso de ésta durante el cambio. No permita pérdidas mayores de un 10% del peso corporal ni ayunos completos de más de dos días de duración.

Todos los componentes deben presentarse al ave en el mismo o en diferentes comederos, dividiendo la cantidad diaria en dos tomas. Otra posibilidad es repartir los componentes de la dieta en dos tomas (semillas y fruta por la mañana; verduras y alimento formulado o suplementos de proteínas y grasas por la tarde).

La higiene y la ausencia de fermentación en el almacenamiento, la preparación y la presentación del alimento son de extrema importancia para el correcto aprovechamiento de los nutrientes y para mantener la salud del ave. Todos los comederos y bebederos deben ser higienizados diariamente, retirándose los alimentos que hayan sido volcados al piso de la jaula.

Recuerde que las aves silvestres pasan la mayor parte del día buscando su alimento, mientras que las cautivas sólo tienen que saltar del posadero al comedero de su jaula para  suplir esas necesidades. Por lo tanto, es su responsabilidad proporcionarle una dieta variada, bien balanceada y de acuerdo con su gasto energético. Un ave mantenida  en una instalación que le permita el ejercicio, o en estado de semilibertad, tiene requerimientos nutricionales más exigentes que una mantenida en una jaula pequeña con pocas posibilidades de movimiento. Lo mismo sucederá con un ave alojada en el exterior, sobre todo durante el invierno. Ésta requerirá una dieta más rica en energía que otra mantenida en el interior de la casa o con un aporte adicional de calor.

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