Cada vez más un concurso se parece a
un partido de fútbol, la culpa de los malos resultados es siempre del árbitro
(juez). De vez en cuando alguno sale iracundo y gritando a voces que el juez la
ha cogido con él porque le ha puesto 88 puntos y en el concurso anterior le habían
otorgado 93 puntos al mismo ejemplar. Analicemos ese comentario, que se ha
vuelto común sobre todo en aquellos aficionados que utilizan la planilla de enjuiciamiento
para agregarle unos euros al precio de sus pájaros. Un inciso: Jamás compréis
un canario timbrado por su planilla. Veamos:
1.- Todos los concursos son diferentes, y cada canario tiene una
actuación diferente en cada salida. Hay muchos factores que influyen en que el
ejemplar ejecute al 100% su capacidad, a saber: entrenamiento, manejo del
portador, ambiente de la sala de enjuiciamiento, influencia negativa del público
en la sala d enjuiciamiento, hora de salida, etc… No me olvidaré nunca del
concurso del 2014, cuando apenas lograban arrancar mi lote, al compañero de al
lado se le ocurrió arrastrar la silla “accidentalmente” haciendo que los
canarios se estrellaran contra los barrotes de la jaula y echando al garete el
concurso para ellos, para mi asombro el mismo aficionado le empezó a silbar a
sus canarios con el mayor descaro justificándolo porque todo estaba perdido. Es
así como un canario que ha obtenido 93 puntos en un concurso puede sacar 89, 87
o insuficiente en otro ya que puede no haber rendido o haber ejecutado un
repertorio de manera inconexa sin ilación musical, por lo tanto, haber obtenido
una puntuación buena en un concurso solo refleja la potencialidad del ejemplar
y no una garantía de que va a obtener lo mismo porque sí.
2.- Hay que estar presente en el enjuiciamiento y valorar objetivamente
el desempeño de ejemplar, poco vale el “me dijeron que hizo de todo y mira lo
que le puso”. La objetividad y los pies en la tierra son fundamentales en la
afición. Si no salió bien, no salió bien, no hay que matar al mensajero y ojo
con los sembradores de cizaña, siempre al acecho para destruir reputaciones.
3.- Hay que ser realista. Cuando uno decide llevar a un ejemplar a un
concurso, si ya conoce el código ya debe tener una idea de la potencialidad de
la puntuación, si su ejemplar da solo 4 giros de los 12 que establece el código
ya lo tiene un poco complicado frente a otros de la misma calidad y con mayor
amplitud de repertorio. Nótese que he hecho énfasis en la expresión “de la
misma calidad”. En otras palabras, si uno entiende lo que hace el ejemplar, ya
sabe lo que probablemente obtendrá.
4.- Analizar y saber aceptar, al recibir un resultado que nos es
adverso, lo primero es analizar lo que el juez no está diciendo y pondré un
ejemplo mío. El año pasado envíe a concursar a un ejemplar que tenía un repertorio
bastante completo basado en floreos y bonitas compuestas. Por primera vez desde
que estoy en esta afición me descalificaron el ejemplar señalando la presencia
de rulos en su repertorio, es decir aplicando el código: presencia de giros de
otra raza en el repertorio. ¿De dónde los sacó? No lo sé. Lo cierto del caso es
que me tocó sacarlo de cualquier otro concurso. Es así. Al final escuchando con
objetividad pude verificar los comentarios del juez.
5.- Respetar, sí, lo más difícil en esta vida sobre todo para aquellos
que desconocen el concepto de educación e integridad, dejar de hablar tonterías
y chismes: es que cuando viene este juez premia siempre a su amiguete, o este
la tiene cogida conmigo, etc… Si alguien duda de la actuación ética de un juez
que lo denuncie en el colegio de jueces presentando las pruebas
correspondientes. Pero hablar por hablar poco ayuda a esta afición en peligro
de existencia. En mi limitada experiencia
como asistente, de media docena de concursos me ha sorprendido la entereza y
transparencia de los jueces con los que me he sentado, nunca vi nada que no fuese
justo, estilos diferentes sí, pero adecuadamente amparados en el código de
canto del timbrado español.
buen punto. Se ve cada rato.
ResponderEliminarrespetando nos ganamos el respeto.
Yo añadiría un aspecto más:
ResponderEliminar6.- El código es tan impreciso y tan abierto a la interpretación que la puntuación entre dos jueces que puntúen un mismo pájaro puede diferir sustancialmente. Algunos giros y su valoración son tan imprecisos que es pura subjetividad surgiendo grandes diferencias en la puntuación final y mosqueando a los participantes (sobre todo cuando es a la baja).
Soy uno de los responsables de la organización del concurso social de Las Matas y desde hace un par de años sólo traemos dos jueces realizando cada uno un concurso completo (al menos así dentro del mismo concurso son enjuiciados todos con el mismo criterio). Esto nos impide atender a todas las demandas pero se gana en ecuanimidad. Otra medida que tomamos para que el criador tenga una idea más real del valor de su planilla es publicar en nuestra web unas estadísticas extraídas de las puntuaciones de los concursos (así los criadores pueden comparar su puntuación con la del resto de participantes y darse cuenta de que han de tomar su resultado como un valor relativo en lugar de un valor absoluto, que es a lo que se tiende a pensar)
Los comentarios referidos a las diferencias están justificados porque existen y no es raro que la puntuación media entre un juez y otro difiera en más de dos puntos (se pueden consultar en nuestra web los últimos tres años) pero sinceramente insinuar que un juez te ha puntuado mal porque te tiene manía suena a escusa de mal estudiante. Los jueces que yo conozco son íntegros y enjuician con la mejor voluntad. Otra cosa es que como miembros de la comisión técnica son responsables de la normativa y creo que es en su clarificación (y publicación) donde los criadores debemos hacer hincapié y no en enrabietarnos si la puntuación no ha sido la que esperábamos…