En Octubre del 2012
escribí un artículo en el blog llamado “De las Normas de
“Etiqueta” y Comportamiento en los Concursos de Canto”,
este artículo que tuvo una muy buena acogida entre los lectores, hace referencias
a un conjunto de normas, que, idealmente, deberían ser observadas con
rigurosidad durante los concursos, de forma tal, que éstos se celebren
pincelados de una justa capa de transparencia.
Como en toda afición, siempre existe un
pequeño grupo de aficionados dispuesto a cualquier cosa con tal de obtener un
premio. Afortunadamente son una minoría, los hemos visto dándoles patadas a las
maletas de otros participantes disimuladamente o haciendo alguna trampa en el
sorteo para que sus aves sean enjuiciadas por aquel juez que pudiera puntuarlos mejor. Entre esa lista de normas se encuentra la
relacionada con la interacción entre jueces y participantes durante el
concurso: “Debe evitarse cualquier tipo de interacción entre los concursantes y el
juez durante el enjuiciamiento. En el mejor de los casos el juez no debería
saber quiénes están presentes durante el enjuiciamiento.”
Hoy quiero referirme al grado de
interacción que debe existir entre jueces y participantes antes de celebración
de los concursos. Si, antes de los concursos. Ciertamente, los jueces son, en
muchas ocasiones también compañeros de afición, de club y en muchas ocasiones
amigos. Y ese también es uno de los
aspectos que más debemos cuidar como aficionados, no sólo en respeto a los
demás compañeros de afición y los jueces sino también a nosotros mismos.
Es
necesario que tengamos cierto pudor en esta época previa al inicio de los
concursos cuando ya nuestros ejemplares dejaron atrás sus primeros pinitos canoros
y ya nos inflan el pecho con el preludio de un repertorio rico en complejidad y
adornado con una suerte de dicción y lentitud. Otros, llenos de dudas, escuchan
a sus aves y dudan, dudan porque unos días parecen buenos y al día siguiente no
los aguantan, dudan porque son noveles, dudan porque no son todavía capaces de
reconocer a un buen timbrado con absoluta seguridad, y estas dudas son
perfectamente normales. Lo ideal, si dudáis, es pedirle a un compañero que
tenga experiencia y criterio que os escuche los pájaros y os de su opinión.
Pero
lo que si no debéis hacer es enviar audios o videos a jueces para que os den su
opinión, no solamente porque no sería justo con el resto de los compañeros sino
porque indirectamente estaríais sometiendo al juez a un dilema moral, aun
cuando esto no sea intencional y suponiendo además los atributos morales y
éticos del mismo.
De igual manera
resulta no solo polémico sino poco transparente pedirle a un juez que os lleve
los pájaros a un determinado concurso, malo para el juez malo para vosotros.
Por supuesto, estas reflexiones
tendrán impacto en aquellos aficionados de comprobado valor moral pero serán
esquivadas por aquellos dispuestos a todo por un premio.
Estimado Ernesto.
ResponderEliminarEs duro algunas cosas que puntualiza. Es más, deberían denunciarse tales prácticas con nombres y apellidos: darles patadas a las maletas o trampas en un determinado sorteo, puesto que, si no existe limpieza cualquier competición está adulterada.
Saludos.