martes, 23 de septiembre de 2014

Un inciso de ética previa al concurso

En Octubre del 2012 escribí un artículo en el blog llamado “De las Normas de “Etiqueta” y Comportamiento en los Concursos de Canto”, este artículo que tuvo una muy buena acogida entre los lectores, hace referencias a un conjunto de normas, que, idealmente, deberían ser observadas con rigurosidad durante los concursos, de forma tal, que éstos se celebren pincelados de una justa capa de transparencia.

 Como en toda afición, siempre existe un pequeño grupo de aficionados dispuesto a cualquier cosa con tal de obtener un premio. Afortunadamente son una minoría, los hemos visto dándoles patadas a las maletas de otros participantes disimuladamente o haciendo alguna trampa en el sorteo para que sus aves sean enjuiciadas por  aquel juez que pudiera puntuarlos mejor.  Entre esa lista de normas se encuentra la relacionada con la interacción entre jueces y participantes durante el concurso: “Debe evitarse cualquier tipo de interacción entre los concursantes y el juez durante el enjuiciamiento. En el mejor de los casos el juez no debería saber quiénes están presentes durante el enjuiciamiento.”

Hoy quiero referirme al grado de interacción que debe existir entre jueces y participantes antes de celebración de los concursos. Si, antes de los concursos. Ciertamente, los jueces son, en muchas ocasiones también compañeros de afición, de club y en muchas ocasiones amigos.  Y ese también es uno de los aspectos que más debemos cuidar como aficionados, no sólo en respeto a los demás compañeros de afición y los jueces sino también a nosotros mismos. 

Es necesario que tengamos cierto pudor en esta época previa al inicio de los concursos cuando ya nuestros ejemplares dejaron atrás sus primeros pinitos canoros y ya nos inflan el pecho con el preludio de un repertorio rico en complejidad y adornado con una suerte de dicción y lentitud. Otros, llenos de dudas, escuchan a sus aves y dudan, dudan porque unos días parecen buenos y al día siguiente no los aguantan, dudan porque son noveles, dudan porque no son todavía capaces de reconocer a un buen timbrado con absoluta seguridad, y estas dudas son perfectamente normales. Lo ideal, si dudáis, es pedirle a un compañero que tenga experiencia y criterio que os escuche los pájaros y os de su opinión. 

Pero lo que si no debéis hacer es enviar audios o videos a jueces para que os den su opinión, no solamente porque no sería justo con el resto de los compañeros sino porque indirectamente estaríais sometiendo al juez a un dilema moral, aun cuando esto no sea intencional y suponiendo además los atributos morales y éticos del mismo. 

 De igual manera resulta no solo polémico sino poco transparente pedirle a un juez que os lleve los pájaros a un determinado concurso, malo para el juez malo para vosotros. 

Por supuesto, estas reflexiones tendrán impacto en aquellos aficionados de comprobado valor moral pero serán esquivadas por aquellos dispuestos a todo por un premio.


1 comentario:

  1. Estimado Ernesto.

    Es duro algunas cosas que puntualiza. Es más, deberían denunciarse tales prácticas con nombres y apellidos: darles patadas a las maletas o trampas en un determinado sorteo, puesto que, si no existe limpieza cualquier competición está adulterada.

    Saludos.

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