La ceba manual de pichones (versión revisada)

El cebado o empapuzamiento de los pichones por parte de sus progenitores  esta correlacionado con su grado del celo y los procesos hormonales asociados que son variables entre cada individuo.  Es por ello que hay parejas o individuos que crían a su prole de manera perfecta, independientemente del tamaño de la nidada, mientras que otros no lo hacen con la regularidad necesaria o simplemente no lo hacen. En estos últimos casos se hace necesaria e indispensable la intervención por parte del criador para cebar manualmente a los pichones bien sea de manera parcial o total.

Por cebado parcial se define aquel que es complementario al que reciben los pichones

por parte de sus padres siendo perfectamente válido cebarlos dos o tres veces al día, este cebado complementa una ceba irregular por parte de los progenitores. Otra buena razón para realizar una ceba parcial es ayudar a los progenitores en caso de que la nidada a su cargo sea demasiado numerosa evitando de esta manera un desgaste físico mayor.

 Si se da el caso de que los padres no ceban en absoluto a sus pichones en los primeros días, el criador debe entonces realizar una ceba total que consiste de 8 a 10 sesiones de alimentación diarias cuando el pichón es muy pequeño disminuyendo gradualmente las cebas a medida que crece. Suele ocurrir que cuando el pichón se fortalece por las cebas manuales se levanta con mayor fuerza a pedir alimentos a sus progenitores estimulándolos a alimentarlo, normalizando de esta forma el proceso de alimentación.

El comienzo del cebado se recomienda a partir del segundo día ya que cuando nacen poseen una reserva energética suficiente para mantenerlos con vida por un periodo de 12 horas, cebarlos en el primer día de su nacimiento conlleva además un riesgo de peritonitis al no estar el saco vitelino completamente absorbido.

Para cebar o empapuzar a mano son necesarios: el material de alimentación a mano casero o comercial (hay varias marcas comerciales muy efectivas y accesibles) y el instrumento para su administración puede bien ser una aguja de empapuzar o una pequeña jeringuilla sin aguja que podamos controlar con destreza.

En cuanto a las características de alimento para empapuzar este debe estar a temperatura ambiente con una consistencia semisólida similar a una papilla. Durante los dos primeros días de vida la proporción deber ser 95% agua y 5% sólido variando a una proporción 70% agua y 30% sólido a partir del tercer día.

En general las marcas comerciales para cebar  a mano contienen un gran número de proteínas, aminoácidos, fibra y vitaminas. Es importante señalar que no se debe llenar el buche del pichón en exceso a fin de evitar accidentes. El proceso de cebado manual es muy sencillo y contribuye no solo a salvar a muchos individuos que dentro de la nidada perecerían sino a que los pichones se desarrollen más rápido.

Consistencia de la pasta

Los pichones alimentados bajo el esquema de ceba parcial o complementariedad usualmente aceptarán la ceba hasta el doceavo día de vida ya que a partir de ahí suelen adoptar una actitud críptica[1] con respecto a los seres humanos encogiéndose en el nido tratando de pasar desapercibidos. Por el contrario, aquellos pichones cebados únicamente por su cuidador no dejarán de dejarse alimentar por él llegando a establecer un nexo especial al reconocerlo como su progenitor.

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[1] Actitud críptica así la denomina Miguel del Pino Luengo en su obra: la cría del canario