Cuando aprenden los canarios timbrados?

Los canarios de canto atraviesan dos periodos críticos de aprendizaje desde su nacimiento hasta su madurez, ambos períodos estrechamente correlacionados con el nivel de testosterona presente, el primero de los periodos (PERIODO CRITICO I) se acota con mayor facilidad entre los días 30 hasta los 60 con particular énfasis en los días 30 al 45 de vida (esta última conclusión alcanzada empíricamente en base a mis observaciones particulares).  Es por ello, que se aconseja la separación y aislamiento (bien sea acústico y físico, con preferencia de este último) de los jóvenes pichones apenas alcanzan su independencia alimentaria. Después de estos dos primeros meses ocurre un “estancamiento” del proceso de aprendizaje mientras el joven canario transita su primera muda acompañada de bajos niveles de la hormona. 

Cuando el canario está finalizando la muda y usualmente entre los meses 4 y 5, el nivel de testosterona se incrementa aceleradamente y comienza su periodo final de aprendizaje, caracterizado éste por la habilidad de asimilación de no solo de un mayor número de sílabas sino de aquellas que revisten mayor complejidad. Es muy importante que el joven canario maximice el aprovechamiento de este segundo periodo crítico y que este no se vea interrumpido por factores externos como un enjaulamiento prematuro por parte del criador o el suministro de testosterona por vía exógena (se recomienda la lectura en este mismo blog de la entrada: Cuando enjaular a los canarios timbrados). Una vez que consideramos que el canario tiene un repertorio amplio, dicción relativamente clara y ha finalizado por completo su muda), podemos entonces enjaularlo, lo que para los efectos prácticos es desarrollar su territorialidad al estar confinado a un pequeño espacio lo cual sube el nivel de celo e inhibe su capacidad de aprendizaje, el canario se concentra entonces en organizar su canción hasta el periodo que se conoce como “cierre de canto”. Es este periodo muy delicado y requiere de un buen manejo y prudencia por parte del criador, el manejo inadecuado de las aves puede producir un canto  precipitado o el recorte del repertorio. Adicionalmente, en este momento se dispone de cierta capacidad de maniobra y si deseamos acelerar el cierre de canto podemos aumentar gradualmente la exposición a la luz, esto con sumo cuidado puesto que podemos dar al traste con todo el esfuerzo si no somos cautelosos.

Volviendo al tema central, si los inicios de cada proceso fueran fácilmente determinables pudiéramos entonces exponer al audio  de educación (o al método escogido) solamente por periodos concretos de tiempo siendo igualmente efectivo el resultado del aprendizaje, lo que no nos permite hacerlo es que usualmente colocamos a varios ejemplares en cada jaulón, y, que como en todos los seres vivos, en su etapa de desarrollo hay algunos ejemplares que lo hacen prematuramente y que parte del proceso de socialización del ave es la que comparte en esta etapa. Es también conveniente resaltar que al producirse estas variaciones en la maduración de los diferentes integrantes del jaulón que los más avezados se convierten en instructores del resto del grupo, pudiendo esto constituirse en una ventaja y a la vez en desventaja de no haber homogeneidad desde el punto de vista genético. En este punto también se puede poner en tela de juicio la tesis de los criadores que predican no educar, a sabiendas de lo aquí mencionado, aquellos ejemplares más adelantados se convierten en maestros del resto, así que querámoslo o no, siempre hay un proceso de educación. Diferente e interesante sería experimentar aislando de forma individual los jóvenes ejemplares privándolos de cualquier interacción social desde los 30 días. Esto es sumamente difícil de lograr ya que idealmente el aislamiento debería ser físico y esto exigiría de la disponibilidad de varios espacios de aislamiento total, mientras esto no suceda, los que dicen no educar, educan indirectamente.

En el gráfico al inicio del artículo, los dos periodos críticos se ilustran en las áreas verdes, posterior al cierre del canto el joven canario vive su apogeo (área azul del gráfico) desde el punto de vista de amplitud de repertorio y calidad de ejecución, y este es precisamente el momento en que debemos presentar el ejemplar a los diferentes concursos. El sincronismo de este periodo de brillantez ejecutoria del ave con los diferentes concursos es tan retador como el logro de ejemplares de alta calidad, lo uno es complemento de lo otro si queremos tener éxito en los concursos.  Esta etapa de apogeo es de unos 3 a 4 meses aproximadamente ( y otra vez depende de cada ejemplar), posterior a la misma ya se presentan signos de celo incrementales que concluyen en lo que podemos denominar periodo de desbordamiento(área roja), en el cual el ejemplar abandona la ejecución de los giros de mayor complejidad, se vuelve repetitivo abusando de aquellos giros de su preferencia y es descartado usualmente para los concursos o castigado si es presentado. No todos los ejemplares pasan por el periodo de desbordamiento si son correctamente manejados y son estos ejemplares los que podemos usar como instructores si este es el método de nuestra preferencia. Una alternativa adicional es la dejar “pisar” a aquellos ejemplares que presentan un alto nivel de celo para normalizar su canto, esto suele resultar con algunos ejemplares.  Una vez concluido el periodo de cría, vuelve de nuevo el ave a perder parte de lo aprendido ya que vuelven a bajar los niveles de testosterona, mueren entonces parte de las neuronas disminuyendo el tamaño del Centro Vocal Superior (CVS) y el ave entra en un periodo de canción plástica que le permite aprender nuevos giros. Esto debido en parte a que el ave entra en un proceso denominado neurogenesis mediante el cual se crean nuevas neuronas recuperando el tamaño del CVS. Este proceso se repite anualmente.

Una reflexión muy importante y que ya he señalado en varias ocasiones es que este proceso de disminución de testosterona-neurogenesis-aumento del volumen del CVS es un proceso natural de todos los canarios hayan sido educados o no, por lo que esa idea de que los canarios no educados no olvidan su repertorio es simplemente un mito.

Por otro lado, el entendimiento de este proceso también nos lleva a la conclusión de que es conveniente exponer nuevamente al material de aprendizaje al ejemplar en proceso de muda haciéndolo “recordar” su repertorio. Habrán entonces ejemplares que conserven gran parte del repertorio durante la muda y otros que lo pierdan casi todo pero esto como ya mencione anteriormente no está correlacionado con la educación ( o “no educación”) del ave.

En conclusión espero haber aclarado cuando aprenden los canarios timbrados, como nuestra habilidad es fundamental para tener éxito en la conservación del repertorio y como esta afición necesita de nuestra dedicación y correcta gestión durante todo el año.