lunes, 23 de mayo de 2022

Tecnologia......límites

 


        No cabe duda de que la educación digital para la canaricultura  de canto llegó para quedarse. Una de sus principales ventajas, como se ha recalcado reiteradamente, es que cualquier aficionado que disponga de unos ejemplares con una genética adecuada, que disponga de un buen audio y siga la metodología apropiada, tiene una probabilidad alta de obtener premios en los concursos.  Probabilidad  alta y, en algunos casos, en mi opinión, inmerecida, puesto que algunos de ellos son totalmente legos en términos de conocimiento del código de canto y de las cualidades esenciales de la raza que cultivan. 


La educación digital, que practico desde el año 2005 surgió en mi caso por la imposibilidad de acceder a buenos maestros y por la dificultad de obtener ejemplares “limpios”, ya que es harto sabido que los noveles aprenden lo malo y lo bueno de sus instructores. Y ese desasosiego impregnado de impotencia culminó con el uso de la metodología digital tras una buena dosis de ires y venires. Siempre he estado muy vinculado con la tecnología, académicamente y profesionalmente, así que constantemente estoy pensando en cómo, haciendo uso de ella, puedo automatizar diferentes aspectos de la afición; desde la alimentación hasta la educación. Últimamente se me ha pasado por la cabeza diseñar un sistema que enjuicie la ejecución de los canarios de canto, suena complicado pero ni lo es tanto ni tampoco es descabellado. Usando redes neuronales e inteligencia artificial se pudiera desarrollar un “juez virtual”, así no habría más polémicas en los concursos con los jueces, y nuestro autómata imprimiría los resultados en tiempo real, quizás hasta adornados con coloridos gráficos. 

 

Ayer fue el primer día del torneo de tenis Roland Garrós, uno de los grand slams de tenis que se celebra en Paris desde 1927. Uno de los jugadores golpea una pelota y cae muy cerca de la línea externa, uno de los jueces de línea la declara out, el jugador reclama y el juez de silla baja rápidamente, inspecciona el rastro dejado por la pelota en la tierra batida y levanta el dedo mirando al jugador y confirmando la sentencia.  La escena me desasosiega, en la mayor parte de los  torneos de tenis se usa el “ojo de Halcón” y su evolución, el Foxtenn.  Estos son sistemas digitales que determinan la trayectoria exacta de la pelota en la cancha. Pero ¿Porqué un torneo de la relevancia del Roland Garrós continua usando la apreciación de un juez de silla existiendo alternativas tecnológicas de alta precisión? La respuesta es simple: salvaguardar la tradición.

 

Y pienso en la canaricultura de canto, en las dificultades que aquel grupo de aficionados empecinados de la ACE en 1950 y su pertinaz persecución por generar a nuestro canario timbrado español, cuanta dificultad: selección, educación y más selección. Y me acuerdo de aquellos aficionados de tiempos ancestrales obteniendo ejemplares de canto completo e impoluto a través de un riguroso proceso de cribado.

 

Y entonces me pregunto si la esencia de esta afición es la tradición y su carácter artesanal. La respuesta es meridionalmente diáfana. ¿Estaremos matando poco a poco los cimientos de nuestra afición a punta de tecnología?

 

 Y sigo viendo el Roland Garros, otra jugada controversial con una sentencia arbitral polémica , y ya entiendo que en este grand slam no es solo  importante hacer una buena jugada sino que el arbitro así la aprecie. Es parte de la tradición y del caracter artesanal de este torneo.

 

 

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