miércoles, 13 de febrero de 2013

Anecdótico: La historia de Barrigón


Barrigón jugueteando con Dani
Aunque este blog está, en principio y en teoría, dedicado ciento por ciento al canario  timbrado español, he decidido compartir otros tipos de contenidos de vez en cuando, y dado que el formato es de tipo blog, esto es muy fácil; aquellos que os parezcan interesantes los leéis y  los que no,simplemente los obviáis.

Pues bien en este orden de ideas he recordado recientemente  la historia de Barrigón, una palomo de esos que denominamos bastos por carecer de alguna casta dentro del orden de las columbiformes.

No sé si recordáis los que me leéis pero antes de mi afición por los canarios y desde muy pequeño, con apenas diez años, mi afición fueron las palomas mensajeras, las que criaba con verdadera pasión, a la vez que devoraba con avidez todas las publicaciones del célebre colombófilo cubano Víctor Manuel Pérez Lerena[i]  en nuestra casa del Barrio de Vegueta[ii] localizada en el mismo corazón de Las Palmas de Gran Canaria.

Corría el año 2001 y vivía yo en la ciudad de Caracas, iba saliendo con mi hijo Dani de visitar  a mi familia política que vivía  a unos doscientos metros de mi casa, apenas traspasamos los linderos del edificio vimos algo moverse entre las bolsas de basura que atestaban una esquina de la calle.

 Al aproximarnos, vimos un pequeño bulto cubierto de un escaso plumón amarillo. Como ya había criado palomas desde que aproximadamente  tenía  la misma edad de mi hijo, rápidamente estime la edad de aquel indefenso pichón en unos 6 o 7 días a lo sumo. Así se lo explique a Dani, además de indicarle las escasas posibilidades de supervivencia de aquella diminuta avecilla desprovisto circunstancialmente de sus padres. Y bueno…., ya sabéis como son los críos a esa edad: vamos a llevarlo a casa!. Ya me imaginaba yo el follón con mi mujer al aparecerme con el nuevo huésped en el apartamento, sin embargo, y, como tantas otras veces me ha pasado,  me equivocaba.

 El amor que desde siempre mi esposa ha profesado hacia los animales (bueno, lo suyo son más los perros)  le hace compadecerse de aquel  diminuto ser apenas abrigado en una delgada e incipiente pelusa. Le explico cómo hay que alimentarlo abriéndole el pico varias veces al día suministrándole una papilla casera que elaboramos a diario. Entre mi esposa y yo le alimentamos aunque debo ser justo enfatizando más su rol  que el mío ya que mis responsabilidades laborales no me permitían estar en casa el tiempo que hubiese querido. La  avidez que demostraba nuestro huésped nos hizo coincidir en el nombre con el que lo íbamos a bautizar: Barrigón.

Poco a poco, el animalito comienza a crecer y apenas nos veía comenzaba a piar con esa urgencia característica de  los  pichones que avistan a sus progenitores. Los próximos retos son, y en ese orden, enseñarle a comer solo y enseñarle a volar (incitarle quizás para ser más precisos). Lo primero ocurre con relativa simpleza cuando recortamos las sesiones de alimentación y el hambre se convierte en su principal motivación. Observamos además que Barrigón comenzaba a batir las alas por momentos como ejercitando aquellos prospecto de músculos alados, de aquel ejercicio inicial  a vuelos cortos hacia nuestros hombros dentro del apartamento. Comenzaban entonces los problemas; no lo podíamos tener en una jaula por su tamaño y necesidades de movimiento y tampoco lo podíamos tener en libertad dentro de un apartamento por razones obviamente higiénicas y de seguridad para el mismo palomo. Llega entonces el día en el que decidimos que había que darle la libertad a nuestro Barrigón. Dani y yo subimos a la azotea y lo colocamos sobre un saliente, hay otras palomas volando a nuestro alrededor y esto nos hace pensar que lo mejor que le puede pasar a nuestra mascota es incorporarse al grupo olvidando a su familia adoptiva. Podría así disfrutar de una vida normal en compañía de sus congéneres. No hubo manera de que quisiera despegar…………. El sol del mediodía comenzaba a apretar y   decidimos ir a comer para subir más tarde para comprobar el progreso de nuestra misión. Así lo hacemos.

Una hora más tarde suena el timbre del apartamento, era el vecino que ya nos conocía: Oiga, hay una paloma en la puerta de su casa y creo que es suya. En efecto,  nuestro Barrigón ha bajado “caminando” (o a ritmo de pequeños saltos como lo queráis definir) tres pisos por la escalera desde la azotea hasta nuestra apartamento en sexto piso. Aquello nos resultaba del todo inverosímil pero solo era la primera de muchas sorpresas que nos daría Barrigón.

Incrementalmente continúan nuestras frustraciones al negarse Barrigón a efectuar ninguna peripecia usando sus alas, decidimos que por su bien debemos tomar una decisión con nuestra paloma-perro. Transcurrieron unos días y decidimos dárselo a Alberto(QEPD), un amigo de la prima de mi esposa, él si dispone de una casa tipo townhouse [iii]que comparte con  un rottweiler.


Poco a poco, Barrigón va haciendo de las suyas, la idea inicial era que estando en el jardín comenzara sus aventuras aladas, y en efecto lo hace, solo que siempre regresaba y se metía en la casa a jugar con el perro montándosele en el hocico y picoteándole como incitándolo inocentemente a jugar. Por increíble que parezca, Barrigón continua impresionando a sus nuevos dueños, apenas salía Alberto en el coche lo perseguía volando sobre el mismo por varias manzanas y posándose en el techo cuando se detenía. Esto continuó por meses hasta que sus regresos comenzaron a espaciarse cada día más y un buen día ya no regresó. Quiero pensar que se fue a fundar su nueva familia y que aquel indefenso pichón apenas moviéndose entre los restos de basura del callejón tuvo la oportunidad de vivir y compartir gracias a la oportunidad que le dimos.

Lo que aprendió Dani en su tiempo compartido con Barrigón: invaluable. A cuantos animales les negamos la oportunidad de vivir por no ceder un ápice en nuestra comodidad?. Espero que esta anécdota que me tocó vivir os haya gustado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario