No es dificil argumentar que las hembras son
infravaloradas por la mayoría de los criadores de timbrados. Algunos criadores
sostendrán que no es así, pero lo cierto del caso es que, por regla general, a las
hembras se les da un valor menor que a los machos. Esta menor valía no es solo
monetaria sino mental, es decir, seguimos criando y seleccionando en base a los
atributos canoros del macho ya que sus cualidades pueden ser apreciadas por
cualquier criador con un mínimo de sensibilidad musical. Esto es plenamente
justificable cuando empezamos con un aviario y nos es imposible intuir que características
encierran el genotipo de las hembras que empleamos en la cría. Por esta misma
razón al comenzar a criar una nueva “línea” o tipo de canario de canto nuestra
única referencia viene dada por la relación genética que la hembra mantenga con
ejemplares destacados o de referencia. Es de cierta manera, un salto al vacío en
el sentido que debemos confiar plenamente en el criador que nos la proporciona.
Debo acotar, que, de producirse malos resultados, no son totalmente atribuibles
al origen de la hembra, ya que cada cruce es una aventura y nuestro deber como
criador es hacer que cada una de esas aventuras sea lo más predecible posible.
Independientemente
de los resultados a partir de esa primera iteración, el trabajo “genetista” del
criador comienza a partir de su primera temporada. Es a partir de ese momento
cuando el aficionado debe comenzar a ser observador y analítico con el fin de
inferir que características genéticas porta la hembra y cuando estas prevalecen
en un determinado cruce. Obviamente el lector ya habrá deducido que es
fundamental cruzar una hembra con varios machos para poder disponer de
información precisa. La información que requerimos inferir (en algunos casos
verificar) es el tipo de voz, metálica o hueca, intensidad, velocidad y dicción
entre otras. Estos son atributos que podemos determinar en un macho con tan
solo escucharlo. Es posible que en un determinado
cruce determine el resultado totalmente el macho, en otros solo algunos de los
atributos y obviamente en un escenario en que la hembra domine el cruce,
ninguno. Este último escenario es fácilmente detectable cuando el producto del cruce
difiere totalmente del macho, aunque la genética es mucho mas compleja y puede
haber entre otras, influencia de atributos genéticos de generaciones anteriores.
Para tratar de ser pragmáticos debemos apostar por probabilidades, si todo fuera
tan determinístico el sistema de cruces sería parte de un recetario que culmina
con la educación y el entrenamiento.
No debemos
tampoco asumir que las hembras producto de un determinado cruce poseen las
mismas características. Para ejemplificarlo claramente, pensemos en un cantante
que se casa con otra cantante, es muy probable que uno de los hijos herede esas
facultades, pero también es probable que algunos no puedan cantar.
Para darle un
sentido práctico, es muy importante apuntar toda la información relativa a los
cruces y evitar gestionar la cría priorizando aspectos fenotípicos como el
color, el tamaño o ser buena criadora. No se me malentienda, pero la prioridad
son las características canoras que tiene o inferimos que tiene y luego las fenotípicas,
de paso, no deberíamos tener ninguna hembra en el plantel que no sea buena
criadora.
En mi caso particular tengo 40 o 50 hembras
siempre, aunque solo use 10 o 12. Obviamente puedo permitirme la logística de espacio
y alimentación, de sobra se que el espacio es cada vez mas un variable restrictiva
para muchos aficionados. Me gusta tener todas esas hembras porque no me gusta
depender de nadie para hacer mis cruces, máxime, cuando estoy a miles de kilómetros
de criadores con los cuales hacer algún tipo de intercambio. Las hembras no
sobran. Solo cuando he tenido que ayudar a algunos criadores me he desecho de
algunas de ellas. Como regla debemos disponer de al menos un 20% mas del número
de hembras con las que pensamos criar, recordemos que hay muchos imponderables:
accidentes, muerte por retención de huevo, falta del nivel de celo, posturas
irregulares, etc…
La
alimentación y la gestión de las hembras durante la muda y los meses de voladera
es también una asignatura pendiente para muchos criadores, que naturalmente, se
suelen enfocar en los machos noveles.
En mi caso particular
es muy difícil conseguir alimentos apropiados como una buena mezcla de semillas
o una buena pasta de cría. Al cambiar recientemente algunos de estos factores
los resultados en términos de tamaño de la postura, calidad calcárea de los
huevos, tamaño, etc… han sido diametralmente opuestos.
No debemos
descuidar tampoco a las hembras durante esa época ya que hacerlo puede dar al
traste con la próxima temporada de cría.
No se puede
hacer crecer una planta tirando del tallo hacia arriba, hay que abonarla, regarla
y darle tiempo.
Excelente articulo, como todos los de tu Blog, la cuna de los principiantes... Gracias de verdad por tus aportes y todo lo que me has ayudado para poder ser parte de este hobby.
ResponderEliminarBelleza de articulo gracias por todo señor Ernesto Ramos✌🤙🐣
ResponderEliminarMuy interesante me encanta este tema.
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