La distribución de las diferentes
categorías a ser enjuiciadas en los concursos (equipos, individuales y dúos) así
como el número de jueces que intervienen en un concurso es una atribución de
los clubes o sociedades organizadoras.
La mayor parte de los enjuiciamientos hoy
en día se realizan por categorías, es decir que habrá un juez que se ocupará de
los equipos y otro de los individuales. Y esto es lo mas deseable ya que se está
asegurando que se utiliza el mismo baremo o escala para cada categoría enjuiciable.
Cuando los concursos comprenden una gran cantidad de ejemplares y se pretende
que su duración sea corta, digamos un solo día (por ejemplo, el concurso del
CODAT) es usual y lógico que la categoría de equipos se divida entre varios
jueces. En estos casos, la logística priva sobre cualquier otro criterio, diferente
es cuando hay suficientes jueces y no hay retos logísticos.
En este último caso
algunas sociedades mezclan aleatoriamente (y esa obviamente es su potestad) los
lotes independientemente de la categoría entre varios jueces.
Esta manera de
organizar el concurso introduce un “factor de azar” como una variable adicional
que puede incidir negativa o positivamente en los resultados (no en el
desempeño) y frustrar a más de un aficionado, en especial cuando las
diferencias de baremo son muy patentes (que conste que no hago referencia a
diferencias de criterio sino de escala).
Es conveniente recordar que el criador
ha pasado ya por un tormento de obstáculos desde la selección de los cruces
hasta el entrenamiento final y creo innecesario agregar un factor que no depende
del trabajo del criador sino del azar para determinar los resultados del
ejemplar.
Evidentemente, las decisiones logísticas son de cada sociedad o club,
yo como aficionado creo firmemente en los enjuiciamientos por categoría y por
fortuna la mayoría de los concursos son efectuados de esa manera.
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