jueves, 26 de diciembre de 2019

Una para cada o todas para todos


La distribución de las diferentes categorías a ser enjuiciadas en los concursos (equipos, individuales y dúos) así como el número de jueces que intervienen en un concurso es una atribución de los clubes o sociedades organizadoras. 
La mayor parte de los enjuiciamientos hoy en día se realizan por categorías, es decir que habrá un juez que se ocupará de los equipos y otro de los individuales. Y esto es lo mas deseable ya que se está asegurando que se utiliza el mismo baremo o escala para cada categoría enjuiciable. 






Cuando los concursos comprenden una gran cantidad de ejemplares y se pretende que su duración sea corta, digamos un solo día (por ejemplo, el concurso del CODAT) es usual y lógico que la categoría de equipos se divida entre varios jueces. En estos casos, la logística priva sobre cualquier otro criterio, diferente es cuando hay suficientes jueces y no hay retos logísticos. 

En este último caso algunas sociedades mezclan aleatoriamente (y esa obviamente es su potestad) los lotes independientemente de la categoría entre varios jueces. 

Esta manera de organizar el concurso introduce un “factor de azar” como una variable adicional que puede incidir negativa o positivamente en los resultados (no en el desempeño) y frustrar a más de un aficionado, en especial cuando las diferencias de baremo son muy patentes (que conste que no hago referencia a diferencias de criterio sino de escala). 

Es conveniente recordar que el criador ha pasado ya por un tormento de obstáculos desde la selección de los cruces hasta el entrenamiento final y creo innecesario agregar un factor que no depende del trabajo del criador sino del azar para determinar los resultados del ejemplar.

 Evidentemente, las decisiones logísticas son de cada sociedad o club, yo como aficionado creo firmemente en los enjuiciamientos por categoría y por fortuna la mayoría de los concursos son efectuados de esa manera.

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