Con mucha tristeza recibo la noticia del fallecimiento de Inocente León, un criador venezolano de canarios timbrados. Su recuerdo me trae nostálgicas memorias de los inicios del club ATV. Aunque nunca fui muy cercano a él, siempre mantuvimos una relación cordial, a pesar de las antípodas ideológicas que en un principio nos separaban.
Siempre recordaré una ocasión en la que fui a su casa para comprarle un canario. Lo encontré acongojado, ya que la mayoría de los ejemplares de una voladera se le habían escapado el día anterior. A pesar de la inesperada circunstancia, me entregó el canario que había prometido.
Años más tarde, en el concurso de la ATV en el Hogar Canario Venezolano en 2012, se me acercó mientras le cambiaba el agua a los bebederos de una de mis maletas. Al escuchar el canto de un ejemplar blanco, me preguntó tímidamente si se lo vendería. Le dije que sí, por supuesto. Ese canario blanco obtuvo 94 puntos en ese concurso (la primera vez que Luis Ferro otorgaba tal puntuación). Inocente se me acercó y me dijo: ‘Me imagino que ya no me lo vendes’. Le respondí: ‘Te di mi palabra, así que es tuyo’. Sé que ese ejemplar le dio buenos timbrados. Un par de veces lo llamé para conversar largo y tendido sobre lo que nos apasionaba: los timbrados.
Inocente me deja buenos recuerdos, como sucede cuando una buena persona nos deja.
Descansa en paz, amigo Inocente.
Recibiendo un premio de manos de Inocente en ATV 2007 |